lunes, 10 de octubre de 2016

EN MI MI MI OPINIÓN: EL DESTINO DE CHUCHO ALÍ ES MORENA

Primer Acto. Aunque su salida de Sedesol fue un poco abrupta y rodeada de misterios, coincidía la clase política priista estatal y nacional que Chucho Alí debería ser candidato a diputado federal en 2015, para darle viabilidad a un proyecto político para 2018 que no necesariamente sería la gubernatura, sino una senaduría, el Congreso local o la alcaldía del Centro. Con tan poquitos priistas que han sobrevidido la Gran Debacle, parecía que el CEN priista no podría darse el lujo de dejar a Chucho en la banca.

Segundo Acto. Pero llegaron los petroleros, que con lana por delante, literalmente compraron la candidatura ya amarrada de Chucho Alí en el VI distrito federal, lo que obviamente llevó a un enfurecimiento del exalcalde, que decidió jugársela con el Verde y Rosalinda, apoyando con su estructura a la experredista para que perdiera el tricolor el VI federal y el Centro. No consiguió lo primero, pero sí lo segundo. Lo que quedó demostrado es que después de 2015, es que Chucho Alí no lo quiere naiden en el CEN priista. Es el priista más grillado en las altas cúpulas, después de Evaristo, claro. No lo quiere Gina. No lo quiere Mayans. No lo quiere Benito. No lo quiere ROMA. No lo quiere Camacho. No lo quiere Beltrones. Y no lo quiere Ochoa. Como huerfanito, Alí se dispone a abandonar el barco tricolor, que se hunde rápidamente.

Tercer Acto. Desde diciembre pasado, antes de las extraordinarias, empezaron los acercamientos Adán-Alí para que saltara a MORENA. Obvio Adán no puede darle a JAT la candidatura gubernamental (la que ya tiene más que amarrada), pero ahí están dos senadurías, Centro, diputaciones federales, Congreso, secretarías de gabinete y si gana AMLO, hasta el gabinete federal. Además, si Adán jala a JAT, bien puede desprenderse de Evaristo, que se quedaría de nuevo a la zaga. Finalmente, JAT tiene mejor registro en las encuestas que EHC. En todo el año, Alí ha caminado y caminado, pero se ha negado a asistir a eventos públicos con la dirigencia priísta, que debe decirse sí ha invitado a Alí. Ahora que vino Ochoa, no se duda que el dirigente nacional buscó que JAT lo acompañara, porque sería un sinsentido que buscara la unidad sin que lo flanqueara el excandidato gubernamental. Pero no, no encontró eco ni respuesta. Alí ni siquiera le dedicó un tuit a Ochoa. Ya tiene rato que no dedica tampoco un tuit a EPN. En otras palabras, ya se va JAT a MORENA. Ya no tiene más que hacer en el PRI. Sabe que si se queda, sólo será para conveniencia de Gina o de Benito, pero no de él. ¿Qué puede negociar JAT en el PRI? ¿Una senaduría? No se la darán y si se la dan, no será la primera fórmula. ¿Una diputación federal? ¿Para que se la quiten de nuevo los petroleros o maestros? No señor. Alí adiós. Se va a MORENA.

Ni siquiera un tuit le dedicó Alí a la visita de Ochoa a Tabasco.

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