MÉXICO POSEE ÍNDICES DE DEUDA MÁS BAJOS QUE OTROS PAÍSES

 

La deuda pública se considera uno de los temas más polémicos para la sociedad mexicana desde hace varios años, debido a la crisis que ha generado al país que impide el bienestar económico y genera millones de personas en situación vulnerable.

A ese hecho se suma el impacto a la economía generado por la pandemia del COVID-19, sin embargo, se ubica en el centro del debate, pues la deuda pública, si se compara como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), ha aumentado en los últimos años.

Pese a ello, este suceso se ha dado en muchos países por los estímulos que se han lanzado para contener los efectos de la crisis, el cual en México ha hecho muy poco para ayudar a su sector productivo generando que su deuda aumente por el desplome del PIB en el 2020 y el comportamiento del tipo de cambio peso dólar, detalla la Secretaría de Hacienda.

El porcentaje del año pasado es el más alto del que se tiene registro desde 1990, pero frente a otros países como Colombia, Brasil o Estados Unidos, se muestra como niveles más bajos. Para 2021, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la deuda de México represente el 60.5% de su PIB.

El gobierno federal no ha solicitado deuda para dar estímulos para la pandemia por el financiamiento del sector público el cual solo puede utilizarse para proyectos de inversión y para refinanciar la deuda, así lo dio a conocer el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

Los estímulos que otorgó el Gobierno de México para hacer frente a la crisis sanitaria por el COVID-19 representan tan sólo el 1% de su PIB, mientras la media registrada entre los países emergentes es de hasta el 6 por ciento.

Desde el cierre de noviembre de 2018 a febrero 2021, en los primeros 27 meses del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la contratación de deuda pública externa, la cual es parte de los saldos totales, se ha incrementado 12.9%; durante el mismo periodo pero con Enrique Peña Nieto aumento 23.9%; y con Felipe Calderón 67.5%.

Los saldos de la deuda pública no simbolizan el único costo para las finanzas públicas, a ello se suman los intereses generados por los préstamos, los cuales figuran como un indicador que, junto al gasto para pensiones, se incrementa de manera inercial cada año en proporción del gasto público.